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LOS KAMIKAZES DE LA LUFTWAFFE - 1945
 
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  HISTORIA

Fieseler Fi 103 A-1 Reichenberg

Fieseler Fi 103 A-1 Reichenberg

En una Alemania al borde del abismo, las ideas de nuevas armas para cambiar el curso de la guerra estaban a flor de piel e ideas descabelladas como la de que los pilotos alemanes se matasen estrellándose contra las fuerzas enemigas partió de tres personajes: el Oberleutnant (teniente) Lange, el SS Obersturmbannführer (teniente coronel de las SS) Otto Skorzeny, y la piloto de pruebas Hannah Reitsch.

Arado 234

Hannah Reitsch
V-2

Otto Skorzeny

El Oberleutnant Lange pertenecía a una unidad de la Luftwaffe denominada Kampfgeschwader 200 (Ala de Bombardeo nº 200) destinada a operaciones especiales y clandestinas. Aquella unidad contaba con aparatos experimentales, de transporte, de reconocimiento y aviones enemigos capturados, que se empleaban, entre otras cosas, para misiones secretas tales como lanzar agentes en territorio enemigo.

A inicios de 1944, Lange propuso la utilización de planeadores suicidas para atacar las centrales hidroeléctricas soviéticas, pero la idea no prosperó porque a sus superiores no les hizo mucha gracia. Entonces entraron en escena Skorzeny y Reitsch. Otto Skorzeny era un oficial austriaco de las Waffen SS que en 1943 se ocupó de organizar una unidad especial denominada Friedentahl, que no era otra cosa sino los comandos de las SS. Con ellos, Skorzeny alcanzaría una gran fama, sobre todo gracias a la liberación de Mussolini, que llevó a cabo ya en 1943, o por la Operación Greif, en la cual sus hombres disfrazados con uniformes estadounidenses se dedicaron a sembrar cierta confusión en la retaguardia enemiga durante la batalla de las Ardenas. Aunque Greif fracasó, Skorzeny consiguió despertar en los yanquis cierto temor, por lo que le apodarían el hombre más peligroso de Europa.

Una bomba V1

Una bomba V1.


He 111 arrojando una bomba V1

Un He111 arrojando una bomba V1.

Hannah Reitsch fue una famosa piloto que estableció varios records antes de la guerra. En 1944 a Skorzeny y Reitsch, inspirados por las ideas de Lange, se les ocurrió que se podrían fabricar versiones tripuladas de las bombas volantes V-1 para que se arrojasen contra objetivos militares. Las V-1 normales (que todavía seguían en periodo de prueba) servían para ser enviadas contra una gran ciudad debido a que eran poco precisas, pero no contra un objetivo pequeño, como por ejemplo un barco. Para que tuviese la precisión necesaria, la bomba debía de ir tripulada. Al ser propulsada por cohete, la V-1 alcanzaba gran velocidad (645 km/h), lo que la hacía difícil de interceptar. A Skorzeny y Reitsch se les ocurrió que las bombas tripuladas arrojadas contra la flota de invasión aliada podrían hacer fracasar el desembarco enemigo en Francia.

  Fieseler Fi 103 A-1 Reichenberg

Fieseler Fi 103 Reichenberg

Un Fieseler Fi 103 Reichenberg visto de cola.

Enseguida se construyeron los primeros ejemplares de lo que se denominó Fieseler Fi 103 A-1 Reichenberg, es decir, la bomba volante V-1 tripulada. Se llevaron a cabo unas pruebas lanzando las V-1 pilotadas desde un bombardero Heinkel He 111, pero acabaron en sendos accidentes con los pilotos heridos. En vista de eso, Hannah Reitsch decidió pilotar ella misma un cacharro de aquellos, y el vuelo tuvo éxito. Se entrenó a unos cien pilotos. Se suponía que iban a tener una pequeña oportunidad de salvar su vida eyectándose justo antes del impacto, pero vamos, la probabilidad era menos que mínima. La unidad suicida era la 5/KG 200, es decir, la 5ª escuadrilla del KG 200, comandada por Lange. También se la conocía como “Escuadrilla Leónidas” (Leonidas Staffel), en referencia al rey espartano que se sacrificó con sus hombres en la batalla de las Termópilas tratando de detener al ejército persa.

Fieseler Fi 103 Reichenberg

Un Fieseler Fi 103 Reichenberg listo para ser probado.


He 111 y su carga un Fieseler Fi 103 Reichenberg

Un He 111 y su carga un Fieseler Fi 103 Reichenberg listos para despegar.

Sin embargo, los comandantes del KG 200, el Oberst (coronel) Heinrich Heigl primero, y el Oberstleutnant (teniente coronel) Werner Baumbach después, siempre se opusieron con firmeza al asunto de las bombas suicidas. Baumbach insinúa en sus memorias que los voluntarios no habían sido realmente informados acerca de las casi nulas probabilidades de salir vivos de aquello. Hitler tampoco le acababan de gustar las misiones de “auto sacrificio” (Selbstopfer), así que los 175 Fieseler Reichenberg construidos jamás se utilizaron.

Un Fieseler Fi 103 Reichenberg capturado

Un Fieseler Fi 103 Reichenberg capturado y inspeccionado por los Americanos.


  Bachem Ba 349 Natter

Bachem Ba 349 Natter

Un Bachem Ba 349 Natter (Víbora) en el aeropuerto.

El Reichenberg no fue la única arma “desesperada” que idearon los nazis hacia el fin de la guerra. En ese sentido, otro aparato bastante conocido es el Bachem Ba 349 Natter (Víbora).

Esquema de un Bachem Ba 349 Natter

Esquema de un Bachem Ba 349 Natter .

Se trataba de un interceptor cohete de despegue casi vertical que partiría cuando las formaciones de bombarderos enemigos pasaran por encima. Cuando estuviera cerca de los bombarderos, el piloto elegiría uno y dispararía una batería de cohetes aire-aire dispuesta en el morro. Después emplearía la energía cinética restante para seguir subiendo hasta quedar por encima de los bombarderos, y volvería a descender para realizar un ataque de embestida. Instantes antes del impacto contra otro bombardero, el piloto se eyectaría y el aparato se dividiría en dos. El piloto y la parte trasera, que contenía el motor cohete, descenderían en paracaídas (así ambos serían reutilizables), mientras el resto del aparato se estrellaría contra el avión enemigo. Más tarde la idea de la embestida final fue abandonada, pero aún así, la misión de pilotar aquel cacharro se antojaba muy peligrosa.

Esquema de ateque de un Bachem Ba 349 Natter

Esquema de ataque de un Bachem Ba 349 Natter.

Se realizaron varias pruebas, algunas con pilotos, en una de estas pruebas el piloto Lothar Sieber perdió la vida. Esta arma tampoco pudo ser utilizada ya que los aliados tomaron la fábrica y la pista de lanzamiento antes de que se pudiera llevar a cabo alguna misión de combate con el Natter.

Despegue de un Bachem Ba 349 Natter
Acople - Bachem Ba 349 Natter

Preparación
Despegue - Bachem Ba 349 Natter

Despegue
Altitud - Bachem Ba 349 Natter

Altitud

  La tactica de "Embestida"

Aunque no fueron exactamente suicidas, los ataques de embestida llevados a cabo durante la Segunda Guerra Mundial provocaban muchas veces la muerte del piloto. Aunque parece ser que hubo antecedentes, por ejemplo durante la Guerra Civil Española o la campaña de Polonia, los primeros que pusieron ampliamente en práctica los ataques de embestida fueron los soviéticos, entre 1941 y 1943. Ellos denominaban a estos ataques Taran (“Embestida”). Cuando la Luftwaffe dominaba los cielos rusos, se dio la orden en la V-VS (Fuerzas Aéreas Militares soviéticas) de que los pilotos estrellasen sus aviones contra los aparatos germanos que se aproximasen a ellos. Si se acababan las municiones había que embestir. Se trataba de cortar la cola, el ala o el fuselaje del avión alemán con la hélice o el borde de ataque de las alas, o directamente lanzar el avión contra el enemigo y justo antes del impacto lanzarse en paracaídas. Evidentemente había pilotos soviéticos que perecían en el empeño, pero algunos no sólo sobrevivieron, sino que lo volvieron a intentar. Un ejemplo es el del ex piloto republicano Andrés Fierro Ménu, que mientras sirvió en la aviación soviética consiguió derribar dos aviones alemanes con ataques taran.

Después de los soviéticos, fueron los pilotos alemanes quienes acabaron recurriendo a las embestidas para enfrentarse a las oleadas de bombarderos aliados que arrasaban su país. En 1944 se crearon en la Luftwaffe los Sturmgruppen (Grupos de Asalto), unidades especiales de caza destinadas a enfrentarse con los bombarderos aliados. Disponían de cazas Focke Wulf Fw 190 A-8 especiales, fuertemente armados y blindados, que debían disparar a los bombarderos desde distancias muy cortas para así derribarlos con facilidad. Las instrucciones que recibían los pilotos de los Sturmgruppen decían que debían embestir a los aviones enemigos “si fuese necesario”.

La primera unidad de este tipo, el IV/JG 3 “Udet” (IV Grupo del Ala de Caza nº 3), entró en combate por primera vez el 7 de julio de 1944, y destruyó 23 bombarderos yanquis B-24 Liberator en tan sólo dos minutos. Cuando acabó el mes, los pilotos de asalto germanos habían derribado 60 aviones, así que en vista del éxito se crearon más Sturmgruppen. Varios pilotos consiguieron derribos de bombarderos con embestidas, y normalmente lograban sobrevivir. Así, el Oberleutnant Walter Dahl, un as que logró 128 derribos al final de la guerra, embistió un B-17 Flying Fortress el 13 de septiembre de 1944, lanzándose previamente en paracaídas.

Las operaciones de los Sturmgruppen terminaron a finales de marzo de 1945. Sus pilotos habían conseguido derribar cerca de 500 bombarderos aliados, aunque sólo diez de ellos por el procedimiento de la embestida. A cambio, los alemanes habían sufrido más de 150 muertos.

En 1945 se formó una nueva unidad de caza, aunque ésta sí debía de especializarse en los ataques de embestida. Se trataba del Sonderkommando Elbe, y sus pilotos, al contrario de los de los Sturmgruppen, eran jóvenes e inexpertos. El 7 de abril de 1945 el Sonderkommando Elbe despegó para interceptar una formación de 1.300 bombarderos estadounidenses escoltados por 850 cazas. El Sonderkommando tenía 183 aviones, y una escolta de 40 cazas a reacción Messerschmitt Me 262. Los inexpertos pilotos alemanes se arrojaron contra los bombarderos, y consiguieron derribar ocho. A cambio, el Sonderkommando perdió 77 aparatos.

Evidentemente cuanto más desesperadas eran las tácticas empleadas, mayores y más dramáticas eran las pérdidas. Sin embargo, hacia el final de la guerra el Oberleutnant Lange consiguió su propósito de emplear tácticas claramente suicidas. El 17 de abril de 1945, su Escuadrilla Leónidas trató de hacer frente a las masas de soldados soviéticos arrojándose contra los puentes de pontones instalados por el Ejército Rojo en el Oder. Se informó de la destrucción de 17 puentes, aunque a Antony Beevor la cifra le parece exagerada. De todas formas, como él dice, “treinta y cinco pilotos con sus aparatos siguen siendo un precio muy elevado para logros tan limitados y temporales”.

Bibliografía

- Anderton, David A., “Aggressors. Interceptor vs. heavy bomber”, Zokeisha, 1991.
- Axell, Albert y Kase, Hideaki, “Kamikazes”, La Esfera de los Libros, 2004.
- Baumbach, Werner, “Vida y muerte de la Luftwaffe”, Niseos, 2006.
- Beevor, Antony, “Berlín. La caída: 1945”, Crítica, 2002.
- Fierro Ménu, Andrés, “¡Tarán!”, 2000.
- Miranda J. y Mercado P., “Die Geheim Wunderwaffen des III Reiches”, Flugzeug, 1995.
- Skorzeny, Otto, “Luchamos y perdimos”, Acervo, 1979.
- Weal, Elke C. et al., “Aviones de combate de la Segunda Guerra Mundial“, San Martín, 1978.
- Weal, John, “Luftwaffe Sturmgruppen”, Osprey, 2005.
- Wood, Tony y Gunston, Bill, “La Luftwaffe de Hitler”, San Martin, 1981.

ESTE ARTÍCULO ESTA EXTRAIDO DE : 1977 Voltios

 
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